Mi interés por los sueños comenzó una madrugada, meses atrás, cuando desperté desorientado, sobresaltado. Recordaba estar en un sueño, como fotogramas sueltos, inconexos, donde me sentía calmado, cómodo y deseaba con urgencia regresar a él.
No fue esa la única vez que sentí la necesidad de intentar volver a un sueño. No llevo una vida muy ajetreada y permanecer despierto a esas horas de la madrugada no era tampoco algo que me entusiasmara. Lo intentaba, pero resultaba difícil, así que busqué información en la web y descubrí que no era el único con esas extrañas experiencias.
Me topé con algo llamado Viaje Astral, y cientos de artículos de personas compartiendo experiencias sobre los “viajes” fuera de sus cuerpos. Al principio me costó creer en algo así, ni siquiera que fuera posible, pero ya sea por apatía o puro aburrimiento, decidí intentarlo.
Me compré un libro sobre técnicas para conseguir realizar las Proyecciones y tras leer los primeros capítulos, me tumbé en la cama y lo intenté. Casi lo dejo por imposible, pensando que era mera fantasía, pero al cabo de un rato tuve esa sensación, una especie de flash, no sé, como si estuviera flotando y pudiera verme a unos metros“desde fuera”, levitando en mi habitación, con una sensación de vacío… de libertad, continué con más entusiasmo, y me dejé llevar…
Y aquí me tienes ahora, con mi cuerpo yaciendo en la cama, inmóvil, relajado, respirando, pero como inerte, suspendido en el aire de mi habitación, mirándome, temeroso y angustiado, sin saber qué hacer, ni cómo regresar de nuevo a mi cuerpo, maldiciendo por no haberme terminado de leer por completo el maldito libro.
Jajaja muy bueno, tranquilo sigue respirando, volverás a él al escuchar el despertador.