Le regalé un ramo de flores,
ella no tenía su mejor día,
y lo plantó encima de mi cabeza,
conserva su buen humor,
y por suerte para mí.
su mala puntería.
La sangre apenas se ve,
rodeada de tantos pétalos y colores,
mi pelo luce con gracia,
no hizo falta ambulancia ni doctores.
Es como un jardín y trocitos cerámica.
que cuido con mucho esmero,
para que me visiten las aves,
y saludarlas con mi nuevo sombrero.
Queda sitio para una casita de madera,
para pasar las tardes de verano,
y si vuelve a tener mal día,
seré muy sincero,
nada rencores,
y agarrando sus manos,
le regalaré otro ramo de flores.
Jajaja. Que gracioso…que raro, me sitúo en la escena y me siento como una estatua, pero también me siento como la que ha tenido un mal día y le estampa un ramo al chico que se lo regala…
esa es la idea…estampar 😀