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El café me sabe a madrugada

El café me sabe a madrugada,

a esas horas donde el mundo aún calla

y el día se asoma tibio entre mis dedos.

El sol no se apura, lo veo desde lejos

como si supiera que este momento

es todo lo que tengo.

Pauso el tiempo entre mis manos,

en el vapor que sube lento,

café amargo y remordimientos.

Por un instante, todo se vuelve eterno.

Me gusta esconderme

en estos pequeños detalles,

de lo que, por ahora, sigo siendo.

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