No es la noche eterna si tus manos aún tiemblan,
no es el aire gélido lo que contornea cada uno de tus nervios,
a tus huesos envuelvo con alas de tiniebla,
recuerda que soy yo perforando tu piel,
arrastrándome lentamente bajo tu frágil corteza.
Cada vez que respiras,
te acercas al abismo de mi voluntad,
un tic-tac siniestro resuena cerca de tu pecho,
es la cuenta atrás de tu alma sobre los dientes de mi oscuridad.
Despertarás creyendo que todo fue un sueño,
pero aquí sigo, acechándote, saboreando tu fragilidad,
listo para arrancarte con mi lengua la luz de tu último aliento,
recuerda que aún no he comenzado, cuando sientas que ya no puedes más.