Tu piel engendra un eclipse
que devora la geometría de nuestros cuerpos,
dedos que destilan fuego,
en la frontera callada de mi boca.
Un río de lava cincela mi médula desnuda
y ruge en mis costillas la furia primigenia
de dos universos colapsando,
descomponemos la alquimia en nuestros labios
y en el estallido, nace el caos de quererte.