He alzado la vista al cielo en incontables ocasiones,
en busca de mi diosa de la Fortuna,
atravesando más allá de los confines del horizonte
hasta ver derramar sangre a mis ojos.
He rogado muchas veces al sol
para que arrebatara la silueta de mi sombra,
clavándome mis rodillas,
baluartes de firmeza y piedad,
y nada las pudiera moverme del suelo.
Hoy clamo, desnudando al fin mi velo.
Conoces a quien en mi pecho reside,
quien me guió hasta tu sagrada orilla,
mis manos no alcanzan para brindar consuelo.
Velar por quien en este mundo habita,
bajo la sombra de tu amparo, es mi anhelo.
Esta es preciosa, lo más grande de este mundo es q haya alguien q le pida a Dios q vele por ti.
Esta es preciosa, lo más grande de este mundo es q haya alguien q le pida a Dios q vele por ti.