Bajo la luna:
los charcos de agua juegan
a ser espejos de bolsillo,
sombras de gatos paseando en pijama,
cuentos de estatuas
que solo escuchan los grillos.
Alzo la vista,
y mis sueños temblorosos,
esos tesoros líquidos
frágiles en mis ojos,
se parecen a esa cuchara de plata
que naufraga olvidada
en mitad de un café frío
que la noche olvidó beber.
Imágenes muy surrealistas pero encantadoramente poéticas.
Saludos.