Bajo las sábanas,
todo es más sencillo.
Dejo fuera los miedos,
y los grillos del mundo.
Aquí no tengo prisa,
los minutos se deshacen
y tienen un sabor
mas como a hilos de algodón.
Es como un santuario,
donde puedo conversar con mi sombra
y el silencio se vuelve suave,
más mío.
A veces surgen pliegues
e intento alisarlos,
pero sus arrugas insisten
en esbozar la silueta de tu cuerpo
que ya no amanece conmigo.