Quiero escribirte una carta de amor,
pero no sé por dónde empezar.
Busco en el diccionario,
en las palabras de siempre
y en las que no,
pero todas te quedan pequeñas
o suenan a frases gastadas
en la boca de cualquiera.
Y lo que yo siento
no es de cualquiera.
Así que intento inventar palabras:
me corazonas hasta los huesos,
pero hasta las farolas lo saben.
Me amilumbras,
pero suena solemne y anticuado.
Te miro y quiero una carta,
algo inmenso,
de mis labios a los tuyos,
de tu piel a mi papel,
meterte en un poema
para que lo lleves en el pecho.
Pero mi voz se congela en el intento
aunque me empeñe en gritarlo.
Me aguaceras el alma,
y yo solo intento decirte
que eres más que tinta,
que con dos sílabas no bastan,
y tal vez no se trata de grandes palabras,
sino de gestos pequeños
que nunca nos explicamos
pero siempre se sienten.
O con este casi-decir en vilo mío,
que también te pertenece.
Me encanta tu creatividad, aunque creo que ya te lo había dicho.
Pero tengo una amarga queja, a mitad de leer el poema aleatorio se me borra… y si no he tomado nota del título cuesta reencontrarlo.
Bueno, no me hagas caso.
Me verás transitando por aquí porque me gusta lo que leo.
Saludos.
los poemas aleatorios hay que hacer clic en el título para detenerlos 🙂
Ah, ok. No estoy familiarizada con este tipo de blog.