No me digas
que desconozco el tormento,
si cada vez te veo
ante tu ventana,
se acelera mi pecho
y no te digo cuánto te quiero.
Mis pasos callan en sufrimiento,
oculto aquí dentro,
en mi fachada.
No es hoy, el presente,
si no un mañana incierto,
donde, con cada paso que doy,
más me alejo de ti,
muriendo un poco
buscándote en cada esquina,
en cada zancada.
uyy que triste…
uyy que triste…