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El río lleva vida

El río lleva vida…
pero a veces no pide permiso
y también se lleva lo que cuenta.
Primero un murmullo, luego un grito,
una certeza que de repente arrastra
pedazos de la tierra,
y que me dejó el corazón empantanado.
Tengo el corazón lleno de barro,
pesado, de un ayer no tan lejano,
de un río que se llevó tantos sueños,
tantas palabras,
vidas que nos dejaron,
en esa agua turbia
de un monstruo gris sin compasión
arrastrando manos,
las de ellos,
las nuestras.
Tengo el corazón lleno de barro,
de recuerdos que flotan,
que se aferran al alma,
y no me dejan respirar.
De casas abiertas llorando al aire,
de risas que en algún rincón se hacen llanto,
fragmentos plantados por las calles
de una tristeza derramada que el río se va llevando.
De lodo asentándose en mi pecho,
que no se seca,
y sangra aún tras la tormenta.
Tengo el corazón lleno de barro,
denso, pesado,
de esa tierra latiendo
que nutre nuestras raíces,
y aún, de algún modo, resiste,
en la memoria,
en la tierra que sigue luchando,
de un fuego renaciendo en medio del fango,
un mar palpitando, sin olvido, de a poco,
transformando el dolor,
construyendo puentes hacia la calma,
con mi llanto fundido a tu llanto,
y que el río, al fin, nos devuelva esperanza.

Sentía por dentro que debía escribir algo a quienes amamos (y a los que nunca conocí) y se fueron. Pero mis palabras nunca serán suficiente…
En memoria de todas las víctimas de la DANA Valencia

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2 comentarios en “El río lleva vida”

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