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El viejo marinero

Tardes tranquilas donde el sol se retira,

entre espirales de humo de un cigarro,

que se consume surcando

junto a las olas

suspendidas en el mar.

Al calor del consuelo de un café,

un viejo marinero, de rostro curtido,

de ojos brillantes y mil mareas,

murmura entonando perdidas canciones,

de lamentos, naufragios y viejos amores,

que en su arrugada piel tostada se han grabado

y su corazón fatigado, se esfuerza en olvidar.

Con cada mirar, perdido en el horizonte,

acaricia las velas de un barco imaginario,

de largas travesías y velas desgarradas;

cálidos vientos lo guían de vuelta a su hogar.

Pero el viejo marinero sabe que su alma,

está creada con los sueños de las olas de sal,

en la tierra, se siente extraviado…

olvidado,

y navega de nuevo entre recuerdos…

perdido,

que le aguardan a su llegada,

en la paz de su propio mar.

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4 comentarios en “El viejo marinero”

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