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En mi soledad

En mi soledad,

una velada luz blanca avanza con calma,

como susurros penitentes

sobre espejismos en sombra,

en un reflejo difuminado y tenue,

de lo que una vez fue realidad.

En la oscuridad de mi soledad,

busco rosas rojas,

que planté para ti,

y el viento las acariciaba al azar,

pero ahora,

quizás yacen marchitas,

y no sé cuándo florecerán.

En el jardín de atrás,

el silencio,

espinas y recuerdos brotan,

y nada más.

Una ausencia aflora,

como en un desván sellado al tiempo,

implacable y voraz.

Ningún aguacero

limpiará el suelo

de mi soledad,

de nuestras historias,

mezcladas como hojas al vuelo,

que vienen y van.

Si mi alma fuera brizna de hierba,

quizás,

germinen huellas de esperanza,

quizás,

se disipe este pesar.

Si mi amor solo fuera tuyo,

y nada fuera mío,

hoy, solo quizás,

en mi eterna soledad,

no tendría nada que enterrar.

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3 comentarios en “En mi soledad”

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