En un paisaje árido y agrietado,
como la lluvia cristalina y suave,
reposan tus labios, sin dueño,
acariciando la tierra reseca,
penetrando mi piel fatigada y sedienta,
con la fuerza del viento que moldea la roca desnuda,
con la delicadeza de una flor que brota,
y al llegar la noche,
persigo la vehemencia de tus besos,
para apaciguar mi angustiada sed.
😉