La luz, ilusión fugaz,
arquitecta de contrastes,
se enreda en lo invisible,
moldea la realidad,
y esculpe los matices del crepúsculo,
donde el cielo se viste de tonos cálidos
y las pinceladas de fuego se desvanecen,
dejando espacio a las sombras
que flotan en el aire.
La luz, origen de la vida,
y testigo de la muerte.