Las lágrimas se deslizan
por la fachada de tu silencio,
gotas de mar en esos ojos cansados,
de un corazón que se erige en muralla.
No es suficiente la distancia,
las palabras se agolpan en el pecho.
Los días pasan de largo
consumiendo las brasas,
que se apagan en tu boca,
con el frío de tus labios.
El ayer es inmutable,
respira,
aléjate de la hoguera,
y suspira,
que el tiempo,
no está de nuestra parte.