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Me cuesta

Me cuesta,

habitar en la distancia,

no sentir tus pasos,

la melodía de tus manos

el tacto de las espinas del tiempo,

la lluvia reclamando espacio en mis ojos.

Me cuesta

la espera encarcelada en el espejo,

tu sombra acomodada en la almohada,

madrugar sin poder preguntarte,

mirar la noche como un árbol muerto.

Me cuesta

imaginar tu risa

en el paisaje deshabitado de mi café,

el recuerdo de aquel verano,

la rutina de todas las estaciones

en la espera de tu regreso.

Pensar que extravío tu nombre

cuando llega el invierno.

El murmullo del aire,

perderme en la prisa,

en calles vacías

buscando algo de ti.

Sé que es un sueño

de fragmentos dispersos,

como si aún respiraras en mí.

Me cuesta quererte,

me destroza amarte,

que nunca seas testigo

de cómo mi alma se quiebra,

de cómo mi sangre se detiene.

Pero más me destruye no hacerlo,

amarte es la última verdad dulce que tengo,

la única mentira de la que no quiero desprenderme.

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