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Mi soledad se cuela en la cocina

Mi soledad se cuela en la cocina,
remueve mi café, me quema el pan,
se sienta en el sofá, toma el diván,
si me ve feliz, se pone ladina.

Siempre está al acecho, tremenda inquina,
roba mis libros, ni leo un refrán,
si intento escapar, me grita: ¡gañán
que yo soy tu novia, no una gallina¡

Me vigila si salgo por la calle,
y si río con otros, monta un drama,
me dice: “Eres mío, baja ese talle.”

Al dormir solo es cuando me reclama,
me canta bajito, todo un detalle;
como mi soledad, nadie más me ama.

P.D. Fue mi eterna novia, y en gran revuelo
y después del altar… duermo en el suelo

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