No soy viento errante de vastas distancias
desafiando las murallas de tu mirada,
ni ola que se aleja sedienta
en busca del aroma a sal y agua.
Solo soy el reverso de una sombra sin garganta,
extraviado en los caminos del alma;
un aventurero en un mar de cenizas
donde mis gritos murmuran y el céfiro calla.
Soy un viajero por las grietas de mi piel
reflejo quieto en las llamas de lo que fui,
buscando tu olvido en la oscuridad.
Un hombre ciego en las ruinas del ayer
sabiendo que todos los caminos hacia ti
son latidos perdidos que resuenan en mi soledad.