No soy viento errante
que desafía las fronteras de tu mirada,
ni ola que rompe
buscando lugares lejanos
ausentes de sal y agua.
Solo soy el reverso de una sombra
y heridas pasadas,
naufragando en el borde
de un instante en cenizas.
Soy un cobarde en el aire,
que aún lucha en las ruinas por olvidarte,
un latido que nadie reclama
y se apaga.
Un hombre quieto,
reflejo de lo que fui,
buscándote en la oscuridad,
que se adueña de mis ojos,
hasta volverme ciego
de tanto verte partir.