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Querida soledad*

Querida Soledad,

no puedo dormir,

mi cama que cruje

de tanto abrazarse sola.

Haré café

¿te quedarás toda la noche?

¿azúcar o sal?

Te quedas callada,

ni contestas, ni te quedas quieta,

pareces el humo

gateando por el techo

que me observa.

Tengo ganas de hablar,

no de jugar a las cartas

y que me arrastres a tus envites

de ser o no ser.

¿Nunca tienes hambre, Soledad?

Mi insomnio devora mis noches,

podrías traer algún día pan y miel

para acompañar.

Mientras tanto, lamo mi propia herida

esperando tu respuesta.

Mejor calla ,

que me ardes en la lengua,

y me agrias el alma.

Me miras con tus ojos de siempre,

ojos de nadie, ojos de nunca.

No te culpo.

No me culpes.

Hoy has decidido quedarte

pero cierra la puerta,

prefiero el silencio sin mi voz

y un café sin tus preguntas.

Tómalo como quieras.

Yo solo quiero saber

si algún día

te cansarás de quedarte.

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