Recojo el rocío con las manos,
ríe y alza el vuelo
como un pájaro de agua
que esquiva la sequía de mi boca.
Desaparece y se marcha sin mirarme
como el fuego bajo un pasto de aire.
Burla líquida desafiando al día
perfumando con celos mi sangre.
¡Allá se escapa volando mi poema,
perdido bajo las tenues sombras de la tarde. !