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Si visitas la Mezquita (r)


Si visitas la imponente Mezquita,
bien entrado el medio día,
y entre su milenaria piedra,
clavas tu emocionada mirada.
Ponla también en tu monedero,
porque en ella una sombra habita,
con afilado palique y don lisonjero,
como el aguijón de una avispa.
 
Te ofrece unas ramitas de romero,
mientras lee  las líneas de tu mano,
y bajo el amparo del amor verdadero,
el dos de bastos anidará en tu billetero.
 
Una vez, una anciana,
de arrugada frente y lijada mirada,
me leyó la palma, mientras me sonreía:
-Que un día mi gran amor conmigo se reuniría-
-Que por  mi salud ella y  dios velaría.-
Y si yo no me guardase tan bien la vista,
juraría que ella también, 
mi fortuna custodiaría.
 
Tomé la mano de la buena mujer,
y agradeciéndole tan desinteresado augurio,
deslicé unas monedas en su hatillo.
Sellé nuestro contrato, 
con un beso en su labrada  frente,
y partí en búsqueda, de tan buena suerte.
 



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4 comentarios en “Si visitas la Mezquita (r)”

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