Te beso con miedo, con temor,
temo que nuestros labios se aparten
y toquen el aire vacío donde antes eras tú.
Temor a estar en un sueño, y al despertar,
recordar ese sabor de vulnerabilidad
que guardo en mi garganta.
Te beso con miedo y cierro los ojos,
porque me entrego a la caricia de tu perfume,
a tu piel,
al roce de todo lo intangible,
a la calidez de tu boca,
porque siento tu cuerpo mío,
porque me haces temblar por dentro.
Tengo miedo de abrir los ojos,
que se desvanezca la certeza
del suave dulzor de tenerte tan cerca,
quedarme sin el tiempo presente,
como a ciegas,
sin palabras,
y mis labios no encuentren
dónde empezar a buscarte.
Te beso y cierro los ojos,
temo que al abrirlos te hayas ido,
que el recuerdo de tus labios no sea suficiente
para mantener la levedad de mi cordura
cuando eres el único delirio
que me mantiene vivo.