Un pétalo blanco
se desploma
sobre el polvo de la tierra,
el mundo no se detiene
en este réquiem sin latidos.
La luna lo ve,
y lo acaricia en su vientre de despedida.
Canta junto a la lluvia,
tañen las campanas sin prisa.
Al amanecer,
desnuda,
otra raíz brotará de la herida.