Vives con esperanza,
creyendo que rescatarás tu alma.
Protestas y gimoteos
brotan de tu pecho,
pero solo extiendes la mano,
como arbol quieto
clamando al cielo
buscando quien te consuele.
Los lamentos
y sollozos
no traen lluvia,
Permanecer sentado
en la quietud de las disculpas
es la necedad persistente
en la mecedora.
No busques que otros
sean tu bálsamo,
avanza,
avanza sin demora,
sin pretextos,
avanza en cada derrota.
Transforma tus heridas en
memoria.
Deja atrás esa coraza
que has construido
que solo te mantiene prisionero
y te vuelve más ciego.
Actúa,
la vida es efímera y frágil,
pues la vida es para
quienes van a morir
y algún día
sobre sus brazos estarás.
Llorar en la tumba
de nada sirve.
Y si lloras,
que las lágrimas
resuenen en la tierra.
Nutre la tierra húmeda
bajo tus pies,
que al final, en ella,
hallarás tu sitio.